martes, 23 de diciembre de 2008

RESCATEMOS A LAS PUTAS, PROSTITUTAS Y PIRUJAS

Después de pensar y reflexionar sobre este comentario llegué a una conclusión particular que quisiera compartir con mi público lector.

Tijuana habría que rescatar a las putas. Recordemos que Tijuana nace por "error", es decir, Tijuana nace a raíz de la ley seca en EU, ésta se enfrenta al gran dilema del estadunidense que crea una frontera de alcohol, putas y burdeles. Hoy por hoy la sociedad margina y relega a la mujer que decide ofrecer sus servicios como sexo servidora, se le ve mal, se le juzga, se le margina, se le vilipendia. Gracias a las putas tenemos gran parte de la economía en Tijuana, cuando el turista viene consume en bares, restaurantes, hoteles, etc., pero es gracias a la magnífica labor que hacen estas mujeres que obtenemos de ellos el crecimiento económico que tenemos. (Claro, sin mencionar la situación actual donde el turista tiene miedo a venir pensando que será secuestrado o balaceado en algún lugar de la ciudad.

¿Por qué no respetamos a estas mujeres y les damos el lugar que merecen?

Ser mujer o ser hombre no es fácil, y más cuando hay bocas que mantener y una vida que realizar para salir adelante, cuando la mujer elige este tipo de vida, así como la ama de casa que se somete a los deseos de un marido, que igual se vuelve puta en la cama y en la mesa, ¿por qué entonces tendríamos que respetar a la mujer casada y no a la puta?
"Para ser puta", me ha dicho una amiga, "hay que tener mucho coraje, aguantar los humores de un viejo borracho, apestoso, y quizá hasta violento, o bien, saborear un buen cuerpo de un muchacho en plena pubertad o de un hombre limpio y amable. Ser puta no es sólo el placer que tenemos al tener sexo con un cliente, ser puta significa perder tu identidad como mujer para someterte como objeto sexual, pero, ?qué mujer no hace eso en determinado momento de su vida, casada o soltera?"
Rescatemos a las putas y hagamos altares como lo declara Sabines en "Canonicemos a las putas", construyamos un lugar ideal para ellas, donde se sientan seguras, donde se les respeten igual que una maestra, una secretaria o una monja. Lo que pasa con México es la doble moral, una doble moral de la que predican los diputados frente a los curules y se compran una muchacha en la esquina como puta. Las putas tienen los mismos derechos como seres humanos, como mujeres que son, como trabajadoras. Hagámosles una ley que las ampare, que las proteja y regulemos esta situación para que sigan sirviendo al mundo.
En Tijuana si eres sorprendida, vestida con ropas poco ordinarias, con finta de estar ligando en alguna esquina y no posees tu carnet de salubridad, la policía puede levantarte y llevarte a la cárcel por no estar agremiada y regulada bajo el Sector de Salubriad. ¡Aguas! niñas.

Si las putas le han dado a Tijuana el renombre que tenemos, ¿por qué no, al menos, darles el respeto que merecen como mujeres?

Hagamos labor y rescatemos a las putas, prostitutas y pirujas. Uno nunca sabe dónde las hay, además de la zona, también las encuentras en casa, en el trabajo, en la escuela, en las iglesias y en los conventos.

Tijuana entre vírgenes y putas

Uno de esos tantos días en los que suelo pasear por los bares de Tijuana de deshoras de la noche, estaba con unos amigos bebiendo muy cómodamente en un tugurio de varios medianos casi altos, en MOFO para ser precisos, que por cierto es importante decir que está situado en Plaza Pueblo Amigo y que el tarro de cerveza "enorme" (con capacidad para 3 medias de ámbar) te lo venden en 30 milagrosos pesos.

Sin saber qué hacer, a la hora que nos cerraron el lugar, decidimos buscar otros tugurios para pasar la velada, alguien del grupito propuso los deliciosos tacos de guisado que aquí le llaman, tacos varios, ya se imaginan a los tijuanos con sus vocablos y modismos tan floridos; dijo uno de ellos que conocía unos buenísimos cerca de la calle segunda en el centro de la ciudad, así que medios introspidos y hambrientos no dirigimos allá. Nuestra sorpresa fue que la calle, o bien la cuadra a la redonda estaba completamente cerrada, pero claro como es de suponer nada nos detuvo para buscar un espacio vacío en la calle y estacionar el coche. Caminamos hacia donde estaba el establecimiento ambulante y nos topamos con la Catedral de Tijuana dedicada a la virgen de Guadalupe. Por morbo y por audaces se nos ocurrió entrar a la iglesia, nuestra sorpresa fue al ver la iglesia a altas horas de la noche llena de gente, con mariachi dentro de ella cantándole las mañanitas a la señora. Era 12 de diciembre y como todo mundo lo sabe y lo supone, aunque otros lo olvidemos y lo repudiemos, es fiesta nacional. Entramos a la iglesia y no se imaginan la cantidad de feligreses de todas las clases sociales, de todos los gustos y sabores, desde señoras con peinado de salón hasta la mujer más indigente del lugar, borrachos y niños, putas y homosexuales. Era estar frente a una parafernalia de todos los tiempos, no imaginé que después de tanto tiempo y de situaciones tan actuales en el país las cosas pintaran de ese tono en esa noche de Tequetalope. No cabe duda que la fe de la gente y la ignorancia llenan los atrios de las iglesias y las iglesias mismas. La gente no cobra sentido de lo que nos vino a traer esta tradición que ni siquiera es nuestra, es decir, que hayan inventado todo el parapeto de la virgen en el Tepeyac para dominar a su pueblo, su gente, sus indígenas, sus costumbres vino a arruinar lo que hoy tenemos como país. Si la gente leyera un poco más, si buscara la verdad se encontraría con que la virgen no es siquiera de México, los españoles la traían consigo al llevar a América. No existió ningún Juan Diego, más que un hacendado poderosísimo que hizo el teatrito de la aparición para que la gente se doblegara ante la imposición de la iglesia católica. Está de más explicar y hasta pereza me da, exponer las verdades sobre la virgen ésta, además, creo que la gente tiene derecho a creer o no en lo que guste y mande.

La cuadra, por la celebración en grande de esta festividad, se cerró creando un bazar de antojitos, ventas de curios y tontería y media. Paseamos por los pasillos y te encontrabas a todo tipo de gente ya fuera, cenando, jugando, comprando, platicando y quizá hasta ligando. Con decirles que hasta un modista de renombre en Tijuana cenaba en compañía de un acaudalado señor de mundos bajos mientras degustaba de un pozole con pata de puerco. El folclor es parte de la costumbre de todo pueblo, en Tijuana no nos quedamos atrás. Así pues, llegamos entonces a nuestro establecimiento de tacos de guisado que nos quitaron el trago amargo de esa noche al ver tantísima gente despreocupada de la situación actual.

¿Cuál devaluación?, ¿cuál delincuencia?, ¿cuál narcotráfico?

Entre putas y vírgenes la ciudad se cubrió de fiesta. A la catedral entraban putas y padrotes, narcos y gente sencilla a pedirle a la virgen un posible milagro, dinero. Como si Tequetalope fuese el monito banquero del Monopoly que lo soluciona todo con jugar.

Esa noche recordé una anécdota de un tío que me dijo cuando trabajaba en barrios bajos y que encontraba a las putas muy puntuales los miércoles de ceniza: "Semos putas pero muy católicas".