sábado, 26 de julio de 2008

Honestidad deshonesta

You can’t handle the truth!!!

En la película A few good man, Jack Nicholson le grita despavoridamente a Tom Cruise la frase célebre que se ha quedado en la historia y la misma que me remitió un buen día a cuestionar a mis alumnos sobre la verdad y la honestidad.

En toda relación, una de las partes medulares del convenio social, existe siempre el primer rubro que es hablar siempre con la verdad, ser honesto ante todo y ante todos. Pero, ¿en realidad estamos capacitados para escuchar o entender la verdad cuando se trata de algo tan serio como una relación amorosa, un empleo o una relación de amistad? Me he topado indistintamente por la vida con gente que reclama la verdad, la honestidad ante equis circunstancia, y estoy seguro que muchas de las veces la verdad hiere, la verdad destruye, la verdad crea resentimientos y corajes que no se pueden superar fácilmente.

Cuando existe una deslealtad, (que ya no tomaré por vocablo la infidelidad, puesto que hemos determinado muy bien la función de éste), la parte afectada siempre desea saber la verdad del acontecimiento, no es por querer saberlo así como así, lo que mueve al mundo de los afectados en una deslealtad es el morbo. Si hacen un recuento de estas experiencias, ¿qué es lo primero que se les viene a la mente, ya sea al hombre o a la mujer, cuando descubren que la pareja le ha sido desleal? No es el típico por qué lo hiciste, sino con quién, con quién me engañaste, porque de ahí deriva el ego, qué tiene el otro que no tenga yo, qué hace el otro que no hago yo; y siempre, inconcientemente se desea que el otro sea algo un tanto peor que uno, que sea más feo, que sea un equis en la vida, pero cuando te das cuenta que así es, no hay poder humano que te haga sentir mejor, porque entonces cuestionas el cómo es posible que por eso me engañaras. Y para sentirte menos peor comienzas por preguntar, por querer saber la verdad del suceso, reclamas y pides explicación detallada del amante, dónde, cómo lo hicieron, pero, ¿qué sucede cuando el desleal da rienda suelta a su vivencia y comienza a relatar cada uno de los acontecimientos con pelos y señales?, sabemos muy bien que cada detalle es una estocada en el corazón herido, cada detalle es un dolor intenso, ah pero eso sí, nos hacemos los valientes y queremos saberlo todo, claro, se trata de honestidad. ¿En realidad podemos aceptar la verdad, estamos preparados para ello?

Puedo asegurar que muchos de esos que reclaman la verdad prefieren que el otro les mienta, que les diga cualquier tontería para no llegar a la verdad, porque sabe que saldrá herido si el otro se atreve a decir la verdad. En conversación con mis alumnos uno de ellos se atrevió a decir que: “ojos que no ven, corazón que no siente”. Evadir la verdad es mucho mejor que saberla.

Pero es que estamos habituados a mentir, es parte de nuestra cultura, parte de nuestra ideología, no sabemos hablar con la verdad pero tampoco sabemos aceptarla. Para muestra basta un botón: Es muy común que cuando estás que te lleva la chingada, en una depre, en un sentimiento de dolor, acostumbramos a decir que estamos bien, que no pasa nada. Vamos por la calle, te encuentras a un amigo y cuando éste te pregunta “¿cómo estás?” terminas respondiendo con un “muy bien gracias a dios”, todavía te das el lujo de incluir a ese pequeñito monstruo en tu respuesta. Pero sabes muy bien que no quieres decir que te está llevando la chingada, una porque al otro qué le importa y otra porque no deseas dar explicaciones que siempre la gente morbosa exige. Por lo contrario cuando te atreves a ser honesto y te hacen esta pregunta y tú respondes con un “la verdad está que me lleva chingada, me siento muy mal, no sé qué hacer”, la gente del otro lado se detiene, se te queda mirando y hace cualquier cosa para evadir tu respuesta y termina yéndose lo antes posible, porque sabe muy bien que no podrá hacer nada, porque le da miedo escuchar esa verdad tan tuya que no sabrá como ayudarte; que claro, también existe el que se detiene y te exige que le platiques qué es lo que te puso así, no para ayudarte sino para saberlo todo, el morbo de nuevo. Pero es que mentir es fácil, lo hemos aprendido desde pequeños, desde que nuestros padres nos pedían que dijéramos, a quien llegara o llamara a casa, que no estaban.

Mentir, mentir, mentir, esa es la onda, es lo fashion, es lo IN, lamentablemente sólo porque no conocemos la parte positiva de saber decir la verdad y saber aceptarla. Qué pasa cuando quieres ser honesto y vas por la vida diciendo verdades, siendo sincero, honesto, por un lado la gente te odiará por directo y por otra ni siquiera te llegarán a creer. Alguna vez en la vida una mujer que era demasiado escandalosa en su forma de ser, vestir, hablar, reír, me preguntó muy seriamente si me caía bien ella, claro que ya había percibido mi repugnancia hacia su persona, yo muy en mi papel de querer ser honesto le dije que no, que no me caía para nada bien, que me molestaba su forma de ser y que me parecía una persona abominable, ella se me quedó viendo por unos segundos y en eso me da una palmada en el hombro y suelta la carcajada diciendo:
-No cabe duda Abyss que eres muy bromista, sabes decir muy bien tus chistes…-
-Fíjate, fulanita de tal, que antes de que me preguntaras esto me caías muy bien, pero ahora por pendeja me caes súper.-
Ella no hizo otra cosa más que mirarme con cierta no comprensión sobre lo que acababa de decir, y créanme desde entonces ha sido una de mis amigas. He comprendido que el hablar con mentiras te evitas muchas complicaciones, te evitas muchas brincaderas de escapulario que incomodan.

Ahora entiendo la frase ya tan célebre: You can’t handle the truth!

1 comentario:

JC dijo...

Hola Abyss! aqui nomas leyendo tus loqueras, estan interesantes, de hecho mas interesantes que las cosas que me pones a leer en clase.
Bueno seguire haciendo tarea, nos vemos en clase.

Adiosss!

JC MORA