domingo, 13 de mayo de 2012

HACIA UNA EDUCACIÓN LIBRE DE ETIQUETAS

Hoy por hoy, en distintas sociedades aún se vive la discriminación hacia los homosexuales, al igual que existen aquellas campañas por una homosexualidad libre de discriminación. La gente ve a diestra y siniestra el comportamiento de grupos opuestos a favor o en contra de los homosexuales, pero, ¿realmente se necesita educar a la sociedad en términos de reconocer al homosexual por una preferencia? La respuesta es NO, se necesita educar a la gente que existen hombres y mujeres con ideologías diferentes, no con preferencias. La preferencia es algo propio del ser humano, es una característica individual que no debe ni tiene que abanderarse como estandarte para dar a conocer una identidad.

Considero que el error más grande es querer demostrar un “tercer sexo”, un “tercer género”, cuando no lo hay, cuando no existe esa distinción. Hay dos sexos HOMBRE y MUJER. Hay preferencias, sí, heterosexual, homosexual, bisexual, etc., pero no por ello es menester salir a las calles a luchar por algo que no corresponde.

Lo que sí corresponde es luchar por los derechos que se tiene como individuo, como ciudadano, como hombres y mujeres que desean ser parte de las garantías, los derechos y obligaciones que la Constitución le otorgue.

Para que la discriminación sea algo como tal se necesita de etiquetas y sólo a partir de ellas la discriminación se vuelve la ofensa a terceras personas. Para discriminar a los negros sólo se necesita, bajo su color, etiquetarlos como negros, para discriminar a los indígenas sólo basta con ponerles la etiqueta de indígenas, así mismo basta con que al homosexual se le etique como tal para discriminarlo; y pregunto: ¿No es acaso el mismo homosexual el que se etiqueta al decir que es gay y desea ser reconocido como tal?

¿Por qué tendría que luchar por un matrimonio homosexual?, ¿por qué lucha por ser incluido como si fuera alguien a parte?

Al momento que el homosexual lucha por el matrimonio con nombramiento y título: Matrimonio Homosexual, automáticamente se está etiquetando.

-Reconóceme, soy gay, y quiero el mismo derecho que los heterosexuales.-

Ante esta sentencia encuentro una paradoja tajante:

-NO me discrimines por ser homosexual, pero sí reconoce mi etiqueta como tal-

Uno de los argumentos más estúpidos que a menudo escucho es:

-Ellos también tienen sentimientos-, ése “ellos también”, los cataloga como algo aparte como si fueran extraños a los hombres y a las mujeres, como si fueran un ser viviente diferente al ser humano.

Traigo a colación este tema porque en la semana me encontré con algo que desconocía en virtud de las inmobiliarias, el nuevo INFONAVIT ROSA, que está dirigido específicamente a las parejas homosexuales que deseen comprar una vivienda.

Primeramente me causó asombro que más que ser parte de una NO discriminación automáticamente se esté discriminando al ponerle una etiqueta, y para variar el uso del color rosa. Identificar al homosexual con colores, con nombres, con títulos no nos hace que seamos tolerante y “eduquemos” a la gente a ser tolerantes también, al contrario, considero que plantea más directamente la discriminación. De ser así ¿estaría entonces el homosexual de acuerdo con tener letreros en el servicio público, en el transporte, en los restaurantes, en las escuelas, baños para hombres, mujeres y homosexuales?

La misma homofobia es provocada por la gente que pretende, a como dé lugar, demostrar su preferencia sexual.

La homofobia y la discriminación se combate con EDUCACIÓN, una educación donde se demuestre que se tiene la misma libertad de credo como de preferencia, sin andar por las calles gritando que son católicos, mormones, homosexuales o testigos de Jehová. El derecho lo tenemos todos a hacer de nuestras vidas lo que deseemos, así mismo tenemos las mismas garantías como ciudadanos por ser hombres y mujeres de una nación, no por tener un gusto o una preferencia sexual diferente. El INFONAVIT debe estar abierto a los derechos que tienen dos hombres o dos mujeres a comprar una vivienda, el matrimonio debe tener el mismo derecho para dos hombres o dos mujeres que desean ampararse jurídicamente. La educación sobre el homosexual no versa en educar a la gente a que existen personas diferentes, sino que todos somos iguales bajos los mismos derechos que nos rigen.

Eduquemos sin etiquetas, sin enseñar a los demás que ser homosexual es lo diferente, lo diferente está en la manera de pensar, en la ideología, no en la preferencia. Ser homosexual es sólo una característica más del individuo, así como ser alto o bajo de estatura, de complexión delgada u obsesa, de tez blanca o negra, de ojos grandes o pequeños; ser de inteligencia alta o promedio, ser literato o abogado. Simplemente es una característica más.

La inclusión de pelear por los derechos del homosexual no debe ser en función de una preferencia sino de un derecho que se tiene como hombre o como mujer, entonces, sólo entonces estaremos educando a la gente a no etiquetar, a no discriminar por una preferencia, a no señalar al homosexual por una forma de vestir, de hablar o de andar.

Las Ciencias Naturales desde la Educación Primaria no tiene porqué enseñarles a los niños que existen hombres, mujeres y gays, porque los gays son hombres, los gays son mujeres. Hablemos en la educación que existen dos padres o dos madres sin etiqueta alguna. ¿No se utiliza el término de familia heterosexual cuando se enseña el núcleo e la familia, o sí?, la gente aprenderá que es parte de la sociedad simplemente con reconocerlos como parte de lo que somos, sin necesidad de etiquetas.

Estoy en contra del matrimonio gay, pero estoy a favor que un hombre se case con otro, que una mujer se case con otra por las cuestiones jurídicas que amparan a la pareja.

Estoy en contra del INFONAVIT Rosa, pero a favor de un INFONAVIT donde dos hombres o dos mujeres puedan comprar una vivienda.

Estoy en contra de la adopción homoparental, pero a favor que dos mujeres o dos hombres puedan exigir el derecho que tienen a adoptar y criar a un niño o a una niña.

De esta manera podremos erradicar la discriminación y salir a la calle en un activismo ciudadano sin tintes sexuales, pero sí con una firme visión de luchar por los derechos de los hombres y las mujeres, sin etiqueta alguna.

Nos hemos preocupado por educar con base a valores, pues comencemos entonces a educar el valor que tiene el hombre y la mujer por elegir lo que le plazca; y cuando un niño cuestione por qué dos hombres o dos mujeres van tomadas de la mano podamos responder que es por amor, sin necesidad de etiquetarlos por tener una preferencia sexual.

Si realmente te preocupas por la homofobia, la discriminación al homosexual, también preocúpate por los indígenas, por las mujeres golpeadas, por los discapacitados, por los pobres, pero no por la etiqueta sino por el valor que cobra cada uno de estos grupos como ciudadanos.

Reformemos las leyes para que todo hombre y toda mujer tenga derecho a sus garantías individuales y eliminemos de nuestro vocabulario los términos: homosexual, gay, lesbiana, indígena, discapacitados, etc., y seamos Hombres y Mujeres en lucha por una discriminación libre de etiquetas.

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